lunes, 29 de septiembre de 2008

A puta con el aguinaldo 2 (o filantropía putera)

Bajó de la mina el corresponsal de Calama o el gordo. Tipo solitario después de todo. Dijo que tiene las gueaas hinchadas y un depósito de 500 lucas en el cajero. Siempre son 500 lucas. Cada quince días, 500 lucas. El gordo se justifica: a la falta de mina, putas. El gordo es de pocos amigos. Recién está separado. Yo soy uno de esos pocos amigos. Lo conozco desde el liceo. Me invitó a almorzar, como siempre. Mañana iremos al Panda, un tenedor libre de comida donde el gordo puede repetirse cinco veces si quiere. El Gordo pesa como 100 kilos o más. Al frente del Panda está el sucucho ese. Gordo dijo que iba de nuevo. Repetía. 180 lucas se gastó la última vez. Gordo –que es lector de esto- no tiene mucha conciencia, al parecer, de que 180 lucas pueden servir para ayudar a los más pobres. Buena Padre Hurtado, me reprocharía el gordo. 180 lucas para putas cada 15 días. Gordo es un cangrejo. Las lucas además –replica gordo- pueden servir para la educación de los hijos de las putas. No es mala idea, gordo. Alguna vez yo pensé lo mismo: filantropia putera.
La última vez dejé a gordo con las dos putas en el privado del sucucho al interior de la galería poco iluminada y que en la entrada mantiene una importadora asiática. Hasta el sucucho la cuenta iba en 60 lucas. A las 11 de la noche, cuando gordo medio jalado pero al fin y al cabo descargado se fue a la casa con el olor a zorra en la frente, los párpados y la nariz, sin antes comprar una gueaita en Juan Silva con Bonilla –como quien compra un hot dog-, ya iba en 180 lucas. Lo importante es que el gordo estaba feliz. Para Gordo la gueaita es como la champaña de ahí el acto. Por fin esa noche Gordo cerró los ojos sin pensar en la concha.
Gordo dice que una de las minas –puta 2- quería tirar con quien escribe, no obstante yo preferí el trabajo, lo que es un comportamiento raro si se lee este blog desde un inicio. Tal vez esté enamorado de la que me envió las fotos cochinas a mi Hotmail, pero aquella es otra historia. Sigamos con gordo. El trío se sentó en un sillón de cuero en forma de U, de los que se adhieran al culo. Sólo siéntate amorcito. Las dos usaban piercing en la boca. Gordo ya se quiere poner un piercing en la tula. Ricas las chupaditas con piercing. Con una mano dando y con la otra agarrando. Gordo parecía pulpo. En menos de quince minutos salpicó sobre el culo de una de las minas. Cuando quedaban 15 minutos Gordo salpicó en la cara de la misma mina. La otra –puta 2- quedó con las ganas. Habían lucas, entonces la propuesta fue la siguiente: 30 lucas de gueaita con la puta 1 y nos vamos a un motel. 60 lucas más hasta la noche, dijo la dupla de reinas. Se hace. El motel Corazón está ubicado en pleno Barrio Industiral –calle Pedro Aguirre Cerda-. Motel nuevo, según gordo, con su jacuzzi. Todo aroma a Lavanda.
Puta 2 quería batalla. A 5 lucas le vendió una pastilla azul a Gordo. No era Viagra, sino una gueea similar tipo cheracol. Gordo pensó en la importadora oriental y que la tula se le pondría fosforecente. Efecto inmediato dijo gordo y justo llegaron las gueaitas. El taxi les cobró cinco lucas.
Las putas eran como tontas para la gueaitas. Mientras las niñas pastaban, Gordo aprovechaba para darles por el culo. Todo habría sido mejor con cuatros manos ¿O no Gordo? Las azules lo dejaron con la guaca para toda la tarde. Mañana Gordo hará lo mismo. Yo le recomiendo que sea austero, que ahorre, pero no: el tiempo de Gordo es circular. No hay relajo sino se lo pone a una puta. Lo entiendo, pero no lo banco. Mañana hablaremos de filantropia putera.

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