miércoles, 3 de septiembre de 2008

El temblor me pilló con el pico adentro


Cuando sentimos que la cama se movía y después el ventilador tipo hélice que se iba para los lados como jarrón en la cabeza de una caribeña y que el espejo -que reflejaba mi cabeza, la con pelos, con el cuerpo moreno y a rajita pelaá de ella- se venía al suelo y podía amenazar hasta la seguridad de mi pichulón, entendimos que la gueaa era una grado 6. Arranquemos conchetumadre, le dije a la puta, y se cortó la luz. La puta salió en pelota por el pasillo del motel Eros (Serrano al llegar a Latorre de Antofagasta) consagrado a la cacha, un templo de la cacha, panal de abejas de la cacha, y el enjambre de maracas con sus cuerpos tatuados, fofos, de pezones masticados, culos con piel de naranja y zorras amargas, fue desfilando una a una hasta el primer piso de la gueaa, en una operación Daysi de maracas. Lindas ellas. Angelitas de la callampa. Entremedio gritaban: ahí, ahí, las muy putas, que yo no les duele ni el pico por el chico. Mientras un gueón, el cabrón del motel, subía por piso a revisar si que no quedaba nadie en las piezas, yo, que estaba en la pieza 6 del tercer piso, vía encendedor recuperaba de la cartelera de la maraca mis 25 luquitas, y claro, también otras 20 del moco anterior y otras 20 del moco reanterior. En todo caso la duchita teléfono limpia el moco !Me estoy duchando loco y que paaa¡ –a oscuras obviamente si se había cortado la luz- le dije al cafiche. El haz de luz de la linterna ni siquiera descubrió la cartera de la putita, que se llamaba Mery Rose como la vieja cuica, o una gueaa así, y no estaba buena. Para ser franco: tenía un olor a sobaco. Pobre loca, en todo caso, yo venía pasado a sobaco y a raja. Me había bañado en la mañana, cuando salí al trabajo. Todo el santo día y la raja transpira pos tía. Eran las 4.30 de la madrugada. A esa hora no se podía exigir filete. Chucha, la elegí entre tres. Ni hablar de las otras dos. Incluso uno me puso cara de asco. La hora digo yo. La hora. Y es que el pico se me para a las 4 de la madrugada, después de cinco ron cola, y otras gueaitas más. Así que paa dentro el mastil. Todo bien hasta el temblor culiao. Con la réplica pasé piola y me fui con cincuenta luquitas, y que no cunda el pánico mi lady. Y es que a veces gana el cliente.

1 comentario:

Sir Doug dijo...

La hueá loca, me recordó mucho a una imagen mental de un libro de Buckowsky en el que taba con una mina ninfómana y empezaban a caer los geranios (plantas) que tenía en un mueble (aunque no recuerdo si había un temblor o no)
De ahí el tipo alegaba que tenía tierra en el culo jajaja

Entrete el blog