viernes, 25 de diciembre de 2009

Reencuentro con la Diabla con ungüento chino (por el Canciller de Iquique)


Era ya casi medio día en Santiago mes de Diciembre, el calor te levanta en andas a tal extremo que no dejas de despotricar a cada momento. Una llamada se hizo presente en mi teléfono portátil, número que aun no se borraba de mi registro mental se hizo presente,..-Hola como estás- bien respondí, con mucho calor acá en la capital –no me digas respondió ella y hasta cuando te quedas- creo que mañana me iré temprano por la mañana…- ahh-. Oye, y que harás esta noche me preguntó. mmmm , ya eso sonaba a invitación, esta que luego se formularía en forma directa.
La junta se llevó a cabo a eso de las 22 horas, como no soy conocedor de picadas en la capital, me dejé querer y me llevó a un lugar céntrico en donde disfrutamos de varios tragos lo cierto es que Lucía no había cambiado mucho con su adición alcohol no es buena bebedora ella, al contrario a mi se me calienta el hocico rápidamente, verdaderamente era un lugar agradable con fragancia a flores de la estación. Luces tenues especiales para amantes.
Ya pasada la media noche me llevó a su departamento este que olía a humedad, sahumerio hindú y encierro, con piso de parquet muy deteriorado, imágenes del Che Gevara en las paredes del living, cortinajes de seda en su totalidad desde uno de sus ventanales se divisaba el Palacio de gobierno, me hubiera encantado que Bachelet me mirara a través de uno de sus balcones un par de horas mas tarde Lucía ya no estaba tan flaca como antaño, su esposo la había dejado, dos de sus tres hijos viven con ella pero habían viajado al campo, entonces necesitaba compañía y cariño, este último que a mi me sobra. Solo una lámpara estaba encendida, me dejó esperando por unos minutos en el comedor para reapareces en ropa interior seguidamente, encendio todas las luces y los cortinajes se movieron para dejar ver la noche plena de santiago, se notaba el traguin de los años pero a la vez también las horas de gimnasio estaba rica la viejita, no estaba mal para haber cruzado la berrera de los 50 me besó enloquecidamente luego desabrochó el cierre de mi blujeans y emprendió una ruta diferente - lo sabe hacer y muy bien es una experta en trompeta- el sueño que se había apoderado de mi desapareció en un instante, le sugerí que pusiera música y me quité lo que quedaba de ropa en mi, su cabello aun negro se dejaba caer por sus hombros su piel aun estaba tersa, raro eso en una mujer cincuentona, el jugueteo duró varios minutos creo que casi una hora, yo ya estaba preparado para embutir el puñal de carne viva, pero ella no lubricaba apesar de que su piel me quemaba, debí utilizar un enguento algo parecido a la beselina fabricado a base de hierbas traido desde el Asia en uno de mis últimos viajes especial para señoras menopáusicas buen remedio -nunca lo había utilizado- pero agradezco a los chinitos que me regalaron dicho remedio, la diva estaba hambrienta no me dejó sacarlo un instante tiramos como dos horas seguidas, ya empezaba a amanecer debía tomar el avión de retorno a las 07.00 y no dejé coordinado el radiotaxi para que me trasladara al aeropuerto, insistió varias veces para que me quedara pero no accedía a su petición, recordé ala final que era una Diabla que seguramente salía del infierno cuando su piel me quemó.-

jueves, 24 de diciembre de 2009

martes, 22 de diciembre de 2009

Chupe de culo




Me besó en la boca sin siquiera saludar ni presentarse. Directo al grano. Me gustó la bienvenida. El Playman es un club de piluchas, ubicado en la peatonal Prat de Antofagasta. Tú puedes beber una cerveza por 2 mil 500 pesos y sapeas como una chica queda pelaita. Todas colombianas. Todas morenas, delgadas de cuerpos duros, no mucha teta y culos enormes como arañas. Camila era la más frágil. Parecía la menor. No más de 20 años. Culo delgado en comparación con el resto. Me besó por plata, estamos claro. De inmediato la vista se me fue al culo de Azucena. Camila entendió al parecer y se quedó con mi amigo. El terminó chupándoles las tetas. Azucena era despampanante. Monumental. Irreal. Exquisita ¿Cómo sería estar debajo de ese neumático, succionando sus pliegues, absorbiendo sus aromas, mamando aquellos jugos Kapos?
Me dijo que la esperara.
Tenía 40 lucas en el bolsillo. Se las pagaba con tal que me pusiera el culo en la cara. Nada de meterlo, sino chuparlo. Quería de esa energía, de aquella vitamina C. Rica mijita.
Llegó con cara de quitarme toda la plata. Mi amor –me dijo en su acento colombiano- que quieres hacer, hay un privado allá adentro, podemos conocernos mejor ¿Te gustaría que te lo chupara? –y me apretó las tetillas- Tai loca, yo te lo chupo a ti, quiero comerte la zorrita, mijita.
-Pero no me he lavado en toda la tarde, estoy un poco sudada-
-Mejor mijita ¿Vamos? Me gusta hediondita-
El privado era estrecho. Se sentó sobre mi cara. El fuerte aroma de entremedio de sus nalgas fue como un KO. Directo al mentón. Aroma a vino tinto, tabaco o algo así. Sabor a pimienta y oxido. Vinagre. A esto se le sumaba un leve olor a sobaco. Me excita el olor a sabaco de mujer como el de ingle acalorada. Rica ella. Tenía la zorra suavecita. Un pastelito. Estuve 10 minutos lamiendo las comisuras, sus labios carnosos, jugosos, de morena en celo. Pude estar varias horas. A todo esto me cobró 20 lucas. Con gusto se lo haría otra lavadita de neumático. Voy y vuelve, rematé.
Estamos claros que después del culorto hice gargaras con un montón de guevaas.