jueves, 30 de octubre de 2008

Chequera Loca

Conozco moteles y sucuchos que funcionan con ese nombre, tanto en Iquique como en Antofagasta. 10 lucas me costó la última cachita. Linda ella. El carné de identidad quedó requisado en la puerta. Segundo piso del Eros, calle Serrano, de Antofagasta, última habitación. En plena ejecución golpearon la puerta. Una, dos y tres veces. Era una morena con acento colombiano que se había equivocado de habitación. Pensé en el trío. Nada. La morena se fue a otro habitáculo olor a Haze Lavanda. Después sentí sus gemidos. Con un largo final, diría el Sommelier. Mi habitación no contaba con radio -eso suena a no contaban con mi astucia, chanfle, chanfle-. Todo el mundo cachando en el Eros. Rico. Suavecito. La cama aprobada, pero qué importa la decoración a la hora de guardar la lagartija. Un cuadro mal hecho y con relieve de un paisaje campestre y un ramillete de flores rojas de plástico cubiertas de papel celofán. Aquellas flores debí entregárselas a ella por su perfecto meneo. El problema es que estaban adosadas o pegadas o clavadas. El Eros es un buen lugar para clavar. Lo más raro pasó al final ¿Hay cámaras en el Eros? En los pasillos ¿En las habitaciones? Dice el mito. Habrá que esperar los últimos videos del sitio de porno amateur Yuvutu. Cuando nos ibamos a las 7 horas, el encargado del local, salió de su oficina o no sé que gueea a darme mi carné ¿Cómo sabía que era yo? Las cámaras del pasillo my brother.
Otra experiencia en motel fue junto a Chequera Loca y dos putas del L’Privade en el motel Palo Rosa de Iquique. Chequera Loca era un contador de un local comercial de la Zofri. Siempre invitaba con cheques. Su firma era una raya horizontal con alguna desviación a la izquierda -¿desviado chequera? mmmmmmmm-. Cuando se curaba le costaba firmar, así que uno debía hacerle los cheques. Esa noche, tras media docena de shop en el Liko’s, subimos al L’Privade -en Iquique un tiempo estuvo de modo eso de los apóstrofes gringos a los locales-, en este tiempo una de los mejores topless de Iquique. Arriba Chequera Loca –que usa anillos de oro en la mano- de inmediato dirigió el tránsito. Tres niñas para acá. A mí me tocó una rubia, delgada, con cara de dura, de Santiago, según dijo. Sus respetivos atraques y masajeos de canoa. Chequera dijo que se iba con dos, y como mi niña no se quería quedar sola, también la invitó. Obvio que aperré. Pidió una pieza con Jacussi. Y claro: Chequera como pagaba se quedó con la cama King. Yo al Jacussi, que más bien era una tina grande donde con suerte cabíamos dos y al lado estaba el Water. La flaca se metió primero y care palo, me dijo que se iba a relajar. Fresca la puta. No me iba quedar viendo las cachas de Chequera Loca. No. Me metí no más y ábrete de patas, que hay un cheque de por medio. Y si no tiene fondos, me dijo. Dale nomás, debe tener fondos sino pregúntales a tus amigas. Al hombre se lo hacían chupetes. Si lo conozco a él, viene seguido para acá. Iba día por medio. La puta ni se movió y la lagartija buscó su hueco. Quería cobrarme por la segunda. Yo le dije que tenía dos lucas para el colectivo.
Meses después, Chequera Loca calló preso por fraude.

viernes, 17 de octubre de 2008

El Vicio

“La vida va más rápido que uno” es una frase cliché, pero efectiva si lee lo de a continuación. Sucedieron una serie hechos en el último tiempo, en la última semana, tanto para este redactor, para el Gordo como para el Canciller 1 y 2, de Iquique. Todo rápido. También le ganó Chile a Argentina. Aclaro que como siempre lo mío es positivo aunque con tanta gueaita en el cuerpo el enano se taima. Tenía que serlo, jejejeje. Falta más leche. Falta más vitamina E. Un tata me dijo que comiera flor de cucarda o buganvilia pues tienen el mismo efecto que el Viagra. No viene al caso hablar de mí. No. Esta crónica es para Gordo y los Cancilleres. Los tres están bien re cagados. Canciller 2 más que Canciller 1, y a Gordo, el gran Gordo, duró menos que tres shop en el gran trabajo donde estaba. Test de drogas y pataá en la raja. Por gueón. Los gueones de las mineras están re agujas con las drogas. Hubo campamentoes que alguna vez fueron como fumaderos de opio. Gordo anda con la cola entre las piernas. Quiere puro entregarse a Dios. Pobre Gordo, el otro día me salió hasta con la idea de la corbata. Recordé a Chistorete, un amigo de Iquique. Vivía en sexto oriente con Tarapacá (bajo el hospital). Chistorete que era padre de una hija se puso la corbata. El tipo fumaba pasta base, demasiado. En el sector de Chistorete nadie se asombra con los fumones ni con la pasta base. La droga hace rato que está. Puede ser desde 1988. Chistorete tenía los dedos negros. A pesar del vicio, era un tipo culto, sabía desde literatura, rock y se paseaba por el fútbol argentino. Murió a los 33. Gordo también tiene los dedos negros. La culpa es de la pasturri. La angustia parte con un dolor de guata, en la boca del estómago.
Recuerdo también al Mike que se fumó una caja de zapatos con pasturri en Perú durante tres días. Tres días sin salir de la habitación.A Mike le gustaba Chinasky. Se creyó Chinasky. Pasturri para escribir. Una vez lo vieron con los dedos negros en la población El Golf de Antofagasta, ratonera de duros. Mike es periodista de profesión, pero hace rato que no ejerce. Mike mas bien es un cangrejo, como Gordo o como el redactor.
También es cliché citar a Allen Ginsberg: las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles.
Mientras Canciller 2 vio o no se si vio el partido de Chile con Argentina en un clínica de Santiago jodido por algo a los huesos de tanto chupar y culiar, Canciller 1 pensaba en todas las minas que se culió a pico pelao en Iquique, y en el Sida, en el maldito Sida. Está la cagada con el Sida en Iquique. Ni cagando se hace el examen, dijo. Debes ser responsable, le aclaré. Y Bosnia, me contesta. Saaaaaaaaaaa. El Vaticano inventó el Sida y lo tiró a Africa. Las multinacionales de medicamentos inventaron al Sida, y lo expandieron. El Sida es negocio, también es moralina para vender ramitos de fe. Me gustaría haber nacido el 60, para culiar como loco, sin nada, a fierro descubierto, a lo Woodstock, o por el última en la playa, pero en playas tranquilas o en parques sin mierda ni fisgones pajeros culiaos -para la otra cuento la del fisgón-. Hoy todo es desconfianza.

jueves, 2 de octubre de 2008

El diablo

Otra vez gordo. Otra vez. Sin reproches Gordo. Es un buen tipo Gordo, generoso pues gasta sus lucas conmigo. En otro momento de la vida yo gastaba mi plata con él. Insisto que ahora está demasiado solo, aunque aquello podríamos definirlo como un proceso. El gueón se saparó hace poco. Vivía en Calama. Su mujer diría que la droga se lo arrebató. Gordo es de los que pagados se iba a la shopería en vez de la casa. De shopería a puta y de puta a diler, y así podía estar dos días. Al tercer día llegaba a su casa con la mitad del sueldo. Calama es una ciudad hecha para cowboys como Gordo. Gordo es experto en Calama. Lo que más llamó mi atención de Calama –en el discurso de Gordo, al que todavía se la traba un poco la lengua para hablar- son los fumaderos de gueaita, que pueden asemejarse a los fumaderos de opio de los chinos -mi abuelo todavía recuerda el incendio del Palacio de Cristal en Iquique, el que fuera el gran fumadero de opio del Norte Grande-. La explicación de Gordo es que en Calama hace mucho frío, especialmente de noche –temperaturas bajo 0- entonces los mismos diler habilitan un espacio en su casa para fumar gueaita. Varias veces confundieron a gordo con un rati, la más brígida -según él- fue cuando le pusieron una pistola en el mentón. Agreguemos que el alter ego de gordo es Sonny Crockett –Miami Vice- de ahí que su parada no asemeje mucho al estereotipo de fumón. Para Gordo Calama era Miami. Es claro: Gordo tiene trastocada la realidad.
Al final Gordo me invitó a almorzar una parrillada en El Arriero , un restorán medio oscuro y de garzones mal agestados aunque un pianoman salva la plata. El pianoman tiene un parecido a Raúl Ruiz, el director de cine. Creo que alguna vez estuve chupando con el pianoman. La idea era que después de almuerzo lo acompañara a la shopería-prostíbulo de siempre para que la mina le hiciera un paja con el sobaco. Gordo estaba feliz con sus lucas, el lomo de la parrillada y la copa llena de vino. Le cambió la cara cuando lo llamó su ex mujer. Fue como si se le hubiera aparecido el diablo. La conversa con la ñora fue de plata.
Pero Gordo se puso místico. No se la creo a Gordo, pero la cuento igual. Dijo que en su casa -ahora vive que son su mamá, el mamón- mientras veía una película caliente del Film zone y se hacía la paja, sintió una voz que le habló al oído. Un maraco, le dije yo. Me habló el diablo. Chuuuuuuuucha, gordo gueón, y qué te dijo el diablo. Me dijo que le vendiera su alma. Mierda. Le dije a Gordo que fuera al siquiatra pues podría ser principio de esquizofrenia. Dijo que en la mañana había estado rezando y que el cura le bendijo un rosario. Yo le dije que los curas son nucos. No todos me aclaró. Estás enfermo de culpa Gordo. Mejor toma, le propuse. El vino hace bien para el corazón. Llama a un diler, me dijo. Aló. Ya Gordo, pide otra botella de vino para el diablo. Tengo sed. Eran las 14.30 horas del martes.