miércoles, 14 de marzo de 2012

Vecino

Una sola mirada de aquella mujer me basto para darme cuenta que no le caí en gracia. Si hubiese sabido en que trabajaba en verdad, me hubiese odiado. Y la entiendo. A ninguna mujer le gusta que su marido ayude a cargar las cosas a una atractiva rubia, menos de una puta. A mis 28 años creo conocer a infinidad de hombres, también a las mujeres.

Durante los 4 meses que viví en aquella céntrica casa de dos pisos, solamente con Pedro pude entablar algo así como una amistad. Si bien sé que me miraba, con el deseo de cualquier hombre cincuentón por tirarse a una mina rica, nunca una falta de respeto, nunca una talla en doble sentido. Siempre un caballero. Me confesó que no le gustó enterarse de mi “profesión”. Que en verdad pensaba que era contadora y tenía mi oficina en casa jajajaja y que los tipos que iban en la noche eran comerciantes o contribuyente urgidos por trámites…(Justamente jaja).También que le costó juntar las lucas (no cobro barato), que se privó de sus cigarrillos y se consiguió con un amigo el resto, para que su mujer no se diera cuenta. Y que le hacía el amor a su señora pensando en mí.

Estando con Pedro a lo perrito, no pude evitar sentir culpa por su señora. No se, según él no acostumbraba a encamarse con putas, pero que yo lo volvía loco. Siempre he creído que el sexo se separa del amor cuando hay dinero de por medio, pero este hombre era diferente, no sé. En otras circunstancias, creo que pude haberlo amado. Pero tiene su señora y yo solo soy un ave de paso.

Antes de irme a otra ciudad, lo cual hago dos o tres veces al año, le regalé una hora de algo más que simple sexo a Pedro. Creo que lo amé en aquellos momentos, imaginé que el era mío, mi marido, mi hombre…por eso los besos, y por eso le entregué mi culo completito, incluyendo mi * para que se saciara bien y yo quedara en el recuerdo de este hombre auténtico, gentil, caballero. No me defraudó. Me dijo que fue la noche de su vida. Aunque no lo creas, para mí también, estimado Vecino.

lunes, 27 de febrero de 2012

Pitutitos

Trabajaba de promotora, modelo, según ella. Siempre fue bonita, también muy vanidosa. “Nació para reina”, decía su mamá, alimentando su ego a temprana edad. Y como no, si la rubiecita salió reina en el kinder, octavo y cuarto medio. A los 13 años ya tenía desarrolladas las curvas, admiradas por un lote de compañeros enamorados de ella, mas de algún profe caliente que la devoraba con la mirada y dos pololos. A los 21 ya había había promocionado bebidas, yogurts, cecinas, ropa, etc. Fue en la tienda donde conoció a Mario, supervisor de 42 años, casado, dos hijos. El tipo la joteó, la llenó de regalos, promesas y claro, la minita cayó. Cuando quedó embarazada automáticamente a Mario le renacío el amor por su esposa, y Cindy se quedó con una escuálida pensión, la visita del cuarentón los sábados y su adorado hijo. Lo amaba y daría todo por él. Una amiga le comentó lo de los “servicios”. Y bueno, su mamita vieja ya, los pagos de la carrera y los gastos de la guagua hicieron que la rubia se decidiera a trabajar de scort ocasional. Total, no era ni la primera ni la ultima universitaria que se hacia sus pitutitos, se dijo.

Estaba nerviosa en el departamento de su ahora colega de privados. Un tipo de unos 30 y algo, bien vestido y hasta atractivo pasó al living donde atendían las dos universitarias. A Cindy le llamó la atención el sujeto, puesto que pensaba que solo viejos, solterones y hombres poco agraciados pagaban por sexo. Cruzaron algunas palabras y el tipo escogió a Cindy. Le encantaba culiar rubias. La chica no pudo evitar sentirse halagada, por sobre su amiga, incluso en aquella limitada elección. Entraron a la pieza. Al darse cuenta de lo inexperta de la chica nueva, virtud de sus años de putero, fue él quien manejo la sesión. Comenzó a acariciarla y desvestirla, mientras la besaba entera. A Cindy le agradó el aroma de ese perfume masculino y le recordó a Mario, las cachas en la bodega de la tienda, los moteles, los asientos reclinables del auto…El tipo guió a Cindy a su verga erecta y la rubia se la mamó entera, incluyendo los coquitos en el jugueteo. Luego la tiró hacia atrás y le chupeteo la concha depiladita, a consejos de su amiga. La chica se dejó llevar y sintió un exquisito lengüeteo en su entrepierna. Por algunos segundos al aficionado a las rubias se le paso por la mente culiársela sin condon, la mina no se había dado ni cuenta, pero no quiso hacerle la maldad y se enfundó el pene, comentándole a la mina lo importantísimo que era de que ella se fijara en ese detalle. “Ohh, tienes razón, que estúpidaa…gracias”, le dijo al tipo. La mina se sintió en deuda con aquel desconocido y se esmeró en atenderlo muy bien. El hombre comenzó a penetrarla, la mina se sintió muy a gusto con aquel macho que la poseía en forma tan rica, sus tetas rozaban aquel pecho peludo, la lengua del tipo en su oreja… luego la cambió de posición para ponerla a lo perrito y darle bien duro. Cindy lo estaba gozando en verdad…

El hombre se vistió, anotó el celu de la rubia y con un beso bien jugoso dejó a la putita acostada en la cama. La scort recién estrenada se empezó a vestir, ojalá llegaran más clientes, pensó. Miró al velador y tomó los 35 mil pesos en billetes nuevos, como sacados recién del cajero. Se regocijó al pensar que quizás tendría suerte y le tocarían minos ricos, decentes, caballeros. Su amiga no tardó en llamarla. Afuera la esperaba un viejo flaco, medio sin afeitar y bien curado…