martes, 22 de diciembre de 2009

Chupe de culo




Me besó en la boca sin siquiera saludar ni presentarse. Directo al grano. Me gustó la bienvenida. El Playman es un club de piluchas, ubicado en la peatonal Prat de Antofagasta. Tú puedes beber una cerveza por 2 mil 500 pesos y sapeas como una chica queda pelaita. Todas colombianas. Todas morenas, delgadas de cuerpos duros, no mucha teta y culos enormes como arañas. Camila era la más frágil. Parecía la menor. No más de 20 años. Culo delgado en comparación con el resto. Me besó por plata, estamos claro. De inmediato la vista se me fue al culo de Azucena. Camila entendió al parecer y se quedó con mi amigo. El terminó chupándoles las tetas. Azucena era despampanante. Monumental. Irreal. Exquisita ¿Cómo sería estar debajo de ese neumático, succionando sus pliegues, absorbiendo sus aromas, mamando aquellos jugos Kapos?
Me dijo que la esperara.
Tenía 40 lucas en el bolsillo. Se las pagaba con tal que me pusiera el culo en la cara. Nada de meterlo, sino chuparlo. Quería de esa energía, de aquella vitamina C. Rica mijita.
Llegó con cara de quitarme toda la plata. Mi amor –me dijo en su acento colombiano- que quieres hacer, hay un privado allá adentro, podemos conocernos mejor ¿Te gustaría que te lo chupara? –y me apretó las tetillas- Tai loca, yo te lo chupo a ti, quiero comerte la zorrita, mijita.
-Pero no me he lavado en toda la tarde, estoy un poco sudada-
-Mejor mijita ¿Vamos? Me gusta hediondita-
El privado era estrecho. Se sentó sobre mi cara. El fuerte aroma de entremedio de sus nalgas fue como un KO. Directo al mentón. Aroma a vino tinto, tabaco o algo así. Sabor a pimienta y oxido. Vinagre. A esto se le sumaba un leve olor a sobaco. Me excita el olor a sabaco de mujer como el de ingle acalorada. Rica ella. Tenía la zorra suavecita. Un pastelito. Estuve 10 minutos lamiendo las comisuras, sus labios carnosos, jugosos, de morena en celo. Pude estar varias horas. A todo esto me cobró 20 lucas. Con gusto se lo haría otra lavadita de neumático. Voy y vuelve, rematé.
Estamos claros que después del culorto hice gargaras con un montón de guevaas.

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