domingo, 18 de octubre de 2009

Mi último trío


Había perdido la sensibilidad.
Mi último orgasmo lo tuve hace cuatro años. Hace tres años y medio me separé. Y hace tres que trabajo como puta. No me da vergüenza decir lo de puta. Mi último orgasmo fue con Karina, nos juntamos para hablar de Felipe y terminamos tirando.
Soy de las que tiene que amar para tener un buen orgasmo. Amaba a Felipe. Todavía lo amo. También amo a Karina.
A veces cuando me están dado en cuatro patas, por detrás, imagino que es Felipe. Pero imposible, algo me sucede. Felipe me esperaba siempre. Yo terminaba primero y después él. Me decía que eso lo hacía distinto y se jactaba de que era un hombre iquiqueño. Los iquiqueños –decía- esperan a su mujer acabar y después acaban -y después seguía-; los hombres iquiqueños nadaban no sé cuantos metros diarios a mar abierto; tomaban seis latas de cerveza al hijo y podían tener dos mujeres a la vez sin que ninguna se diera cuenta porque el hombre Iquiqueño –se ponía majadero- comía mariscos y otros pescados de nombres que no recuerdo. Soy de Temuco. No soy muy buena para recordar nombres de pescados nortinos. Felipe, en todo caso, era un gran amante.
Una vez hicimos el amor siete veces en una mañana. Más bien eyaculó siete veces en un lapso de tres horas y después como si nada, salió a la playa a nadar. El estaba estudiando en la UNAP y yo trabajaba en una discoteca. Creo que el nado lo mantenía tan vigoroso. Desde la vez que fuimos a Tacna, comencé a llamar su semen como leche Gloria. Su semen era dulce casi siempre. Me gustaba que me lo echara en las tetas y en la cara, como en una porno. Rica la cremita. Veíamos bastante pornos. Especialmente los fines de semana. A él le gustaba hacer lo que salía en las películas. Seguía al pie de la letra. Me encantaba que me diera, que me chupara la zorra, que me diera palmaditas en el culo o que me untara mantequilla en mi chico para darme (esto por el Ultimo Tango en París, claro está). Le gustaba que me echara aceite de coco bronceador también y después culearme olor a coco.
Felipe fue el de la idea. Ya lo habíamos conversado, pero del dicho al hecho. La chica llegó con él. Estaba algo borracha. Se abalanzó sobre mi cuando me vio. Me desvistió en pocos minutos. Yo la seguí de caliente que soy y también para seguir a Felipe. Ya había tenido relaciones con chicas, antes de Felipe. Me gustaba. La vagina tiene un sabor especial que me enloquece, a diferencia del pene que no sabe a nada, o a veces está pasado a humedad –como el olor de los pies-. No es muy agradable chuparlo -ahora que soy puta me ha tocado cada huevón, por esto les digo que se duchen antes-. Rica la pendeja. Ella me empezó a comer los pezones primero, y después mi ombligo hasta terminar con su lengua con piercing metida en mi vagina. Felipe se masturbaba y a ratos sacaba fotos de la escena. En un momento sentía la humedad de sus lenguas en mi vagina como en mi culo. Felipe estaba detrás de mí. Ambos se besaban fuertemente con mi aroma. Yo estaba excitadísima. En eso siente su pene adentro de mi vagina, y el dedo de ella en mi culo. Me comenzaron primero suavemente y después con frenesí, hasta que no soporté más y tuve mi primer orgasmo. Después Felipe acabó en la boca de Karina. Recuerdo su cara risueña con el semen saliendo de su boca. La besé.
Ella me dijo su nombre cuando descansábamos. Felipe había ido a buscar una cerveza. Me dijo que lo amaba y que llevaban tres meses de relación. Atiné a reírme en ese momento. No le creí pues pensé que era una puta que había contratado para complacerme. Después supe que yo era la equivocada.
Felipe reapareció con una cerveza en la mano y su verga semi erecta. Las dos como perras nos fuimos a mamarla. Yo sabía que ahora le tocaba a ella la metida. Y así fue. Como era pequeña de estatura –no más de 1.62- Felipe le abrió las piernas como si ella fuera una sacacorchos y parado le incrustó su pene en su chico. Ella hizo una mueca de dolor con los ojos fijos hacia mi. Acto seguido me levanté de la cama, los apreté contra la pared y le metí mi dedo en la zorra. Estuvimos así varios minutos, los mejores que he tenido. Esta vez acabó en mi boca, y luego la besé y después ella lo besó a él.
Cuando terminamos me dijeron que habían decidido vivir juntos.

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