viernes, 20 de junio de 2008

Plátano con miel de palma

No es mi intención ni la intención de esto proyectar cachas de otros, pero dado el curso de las situaciones narro aquí lo que sucedió al Canciller 1 en una fiesta con un grupo de atletas negras como petróleo de piernas duras, vaginas como dulce de membrillo y culos amargos de tanta fricciones -lo del culo amargo no es tan así, al final el culo de la negra terminó dulce como una mermelada- Iquique es puerto, las demás son caletas, dice la canción que canta Don Checho González. También es la tierra del Laucha, el Geisha, el Tani, el Loco y el Julio Prieto, entre otros.
Mi tío, el Canciller 1, de tanto sapear culos grandes de las atletas por la rendija de su Nikon quiso aplicarle la jabalina en el momento que la negra, de Colombia, toda macumbera, le ponía frenesí al reggaetón en una fiesta, más bien una partusa entre atletas y prohombres iquiqueños. La negra entendió que la jabalina no era la de un Watussi africano, sino que una lanza –cuya semejanza o tal vez puede estar en la lanza que usaba Manolito, aquel recordado saltimbamqui Forrest Gump iquiqueño, en el baile Dakota de La Tirana-. Oiga: no conozco la lanza del Canciller 1, sólo son presunciones y tratando de pensar como esta negra hermosamente profunda, hembra caliente del trópico, de olores a orégano. Y ahí estaba el Canciller con su cuerpo suelto de carnicería barata, con su piel de chancho y su ánimo cazador de dientes apretados frente a este trozo de selva.

Sudor. Candela. Miiiiiiiijita.

Culión: El reggeatón es un baile generoso en humedad, en sudores. El ron puso el resto, diría Arjona. Dice el Canciller 1, que la lanza de Manolito el Dakota entró al primer espolón como pedro por su casa, pues a esa hora, madrugada, por el reggaetón y ron, las paredes de la zorra eran como parquet recién encerado, y mierda, a meterlo como loco, como enajenado. El puak, puak, puak, salió el séptimo espolón. Y todo a pichula pelaá. A la mierda los ácaros y papilomas. Nada de globos culiaos para hacer transpirar la tula.
El que a cacha mata a cacha muere (frase del día, repítela Bart...).

Segundo culión: Las camas del Palo de Rosa, motel, a ratos se hunden por los costados. El Canciller 1 no se preocupó de la sábana, sino de que en vez de un ron le trajeran un plátano. En la bandeja llegó el plátano, algo pintón y un poco pasado, además de un poco de ron y tres preservativos. El Canciller 1 estaba para una sola pero buena cacha por una cuestión de salud, de años -el record del Canciller son 21 cachas en una noche-, pero el hombre que tiene cogote de jote asumió que era una posibilidad en 100. No todos los días se estaba con una negra de ese porte, de ese tamaño, de ese culo redondo como luna. ¡My God!
El plátano medio reventado, medio molido por el culo como cerilla y después la tula a lijar.

¡Dale papá!
¡Dale papucho!
¡Así me gusta!

Al final postre de plátano molido con miel de palma con un poquito de amargo, y acto seguido el mítico: beso del payaso.

lunes, 16 de junio de 2008

Negra de culo duro como melón calameño


Bajé por la escalera después de tirarme a la negra que tenía los ojos blancos como huevo duro y el culo duro como melón. En los 30 segundos de trayecto vi pasar a dos tipos. Todos con 15 lucas en el bolsillo por la media hora.

El primero subía con la cabeza gacha, como yo, hace media hora, cuando después de tomar como siempre (ron, vodka, cerveza) en una celebración que no viene al caso nombrar me dieron ganar de ponerlo en este puterío de ebrios, porque si no estás borracho le encuentras detalles a todas las minas. El segundo de los tipos me puso una sonrisa de alambre, de duro, de jalado, y claro, yo me acordé del diler de mierda, el mismo de siempre, que cada vez está más cagado con la gueaa aunque ya se quién lo provee, por lo menos tengo el teléfono. Al gueón le dije que eligiera a la negra, a la ecuatoriana. El gueón se río como hiena y yo cerré la puerta de metal del puterío ubicado al lado del Chifa, donde frien el arrollado primavera bajo las cachas.

La negra: Estaba cansada, como caballo después de correr varias vueltas en el hipódromo. La hizo corta: Tetas duras y algo húmedas después de una remojada rápida. Dos veces revise el condón. Con Ecuador hay que tener cuidado. Anda mucha cochinada, insisto. Era una viernes de quincena y a la negra le habían dado como caja toda la noche. No estaba como para mordisquearle el bistec. Nada. Sólo meter el guarén hasta que la leche culia hinchara el condón. Sólo sentía su movimiento, como que ya estaba cansada de quejarse, de fingir orgasmos culiaos. Todo la noche dándole ¿Colombiana? No ¿Peruana? No queda otro opción que ecuatoriana. De Guayaquil, me contestó. Mi plátano reventó en su zorra y se terminó la media hora, que en realidad fueron de 15 minutos a 20 minutos. Al otro lado se escuchaba intercalado unos gemidos y el reggaetón: dale sin miedo hasta que se rompa el suelo, dale sin miedo hasta que se rompa el suelo.

La pieza del lado: Con la negra estaba en la pieza cinco que tiene un espejo en la pared y una decoración china en el techo. En la pieza cuatro que no tiene espejos se sentían los gemidos de dos minas y la voz de un gueón ¿Qué onda? La negra me dijo que el servicio lésbico o cuadros plásticos costaba 30 mil pesos la media hora y consistía que el gueón, o sea yo, me podía agarrar a dos minas al mismo tiempo.
Dos veces he estado con dos minas, dos putas. Las dos en Iquique. Nada especial. Mejor claro debe ser mirar a dos lesbianas y correrse la paja, supongo.