jueves, 24 de abril de 2008

La Masajista

Otro gueón más; cuantos van; la tenía grande; la tenía chica; estaba borracho; estaba jalado; no se le paraba; tenía las patas hedionda; quería meterlo por el chico; a dónde la vio; cochino; me invitó a comer mañana el muy gueón; parece que tiene plata, mucha plata; se fue una camioneta 4x4; se fue a pie; se fue en un taxi; es un pobre gueón con pinta de profesor y con el sello de una colecta pegado en la solapa.

-Papá son 30 mil pesos por sexo y un mansaje para personas estresadas como usted. Le va a gustar. Eso sí: soy morena y tengo más de 30 años (significa: cuerpo medio suelto, algo de guata y tetas que cuelgan).

Es en Angamos 1100.

Angamos 1100 es un condominio de departamentos top, al lado de un Club de Tenis, en un lugar que antes fue un regimiento. No debe ser mala la negra, para vivir en ese lugar.
Voy al depto tanto, en el edificio tanto. El guardia se cagó de la risa. Quizá le arregla la cañería a la negra y su amiga.

El ascensor es rápido, piso 13, depto no me acuerdo.
El gueon se ve decente. A los 3 minutos me abren y una puerta se cierra dentro del depto.

Pasa papá -la negra con voz de relajada-. Pasa a mi habitación. Es una morena de culo inmenso de esos come tula, tetas grandes y sueltas, rostro fino para ser negra aunque los lentes de contacto color verde la hacen parecer a esos negros de Milli Vanili.

Voy a pasar al baño. No me gusta tener olor (a sobaco) le digo.

Si quieres duchate, hay agua caliente.
(Imagino la escena de Hitchcoock)
No, me lavaré las axilas.

La habitación es cómoda, y la cama grande, algo más grande que una king normal de dos plazas. La tele exhibe las noticias de medianoche. En el velador hay dispuestas varias cremas. Relaciono cremas con sodomía. Ni cagando un travesti. No.

Sacate la ropa y ponte cómodo.

Mmmm, está bonito eso, y durito, mmmm.

Te ves cansado mi amor, mira estas cremitas, suaves por tu espalda y tu pecho, mi amor, relajate, relajate (pienso que me pegara con un martillo en la cabeza).

Relajate. Tiene buenas manos la negra.
¿Colombiana o Ecuatoriana?
Ecuatoriana, de Cuenca.
Allí una vez jugó Chile.
Tienes hijos.
Una.
¿Y cómo llegaste por acá?
Me vine con un chileno.
¿Y cómo caiste en esto? (están buenos los masajes, la espalda me cruje)
Por que se gana mucha plata, sin mucho esfuerzo.
Entiendo.
Date vuelta, quiero ponertelo.
Ya.

La piel del culo parece una bandera que flamea.

Estai rica negra, porque nos bañamos juntos
¿Te gustaría que te jabone?
Dale no más.
¿Supongo que hay más gente en el depto?
Está una amiga.
¿Cuanto cobra ella?
Lo mismo que yo, 30 lucas.
¿Y es negra?
Negra teñida rubia.
jejejej
¿Y que harás ahora papá?
Me voy a tomar unos copete.
Invitame.
¿A dónde?
Por aquí cerca hay un pub
¿El Tequila?
No me gusta.
Voy al Boliche.
Vamos.
Masaje y copetes en el Boliche, total: 50 lucas.

jueves, 17 de abril de 2008

De guatas y filetes (por el Broadway y El Mina's de Antofagasta)


La de siempre: vamos a un par de shopitos. Se empieza y nunca se sabe dónde se termina (es un cliché válido en este caso).
Coipín –por los bigotes de ratón- fue el de la idea. A las 20 horas en el Bundes de calle Sucre. Bajar de noche por calle Prat, siempre es una experiencia rara. Le di una gamba a un matrimonio de ancianos o algo así que canta como las gueeas, pero dan lástima. Que son cien pesitos, diría la peruanita de Tacna, pe, que le gusta que le metan el dedito. Mi dedo índice no pasa los 15 centímetros. Y todito para dentro mijita, rico como la canción Japón, pon, pon, de Calle 13.
Coipín estaba con el chico Erotómano.
Chico Erotómano: moreno de Vallenar, 27 años, saltarín, siempre anda con puntas en la billetera y putero. Labora como garzón en un restaurant de sushis, donde va la gente más top. Sin asco, nombra quienes son o no son jaleros desde autoridades a empresarios, e hijos de estos.
Buena conversa loco. Un shop fue la dosis en el Bundes, después un completo y otro shop en un local de calle Condell, para alcanzar la primera parada de la noche. El Broadway, show continuado.
El Broadway: dos lucas vale el shop. El lugar es un suerte de galpón de madera dispuesto en un segundo piso, al que se llega por una escalera bastante larga. La primera impresión es una chica madurona con look Carla Bruni. Más allá más chicas maduronas, todas con guata; también un par de negras con guata, y otras rubias fosforescentes tipo Donatella Versace con guata. Es claro que el local le de la oportunidad a las mayores de 35 años, con varias guerras en el cuerpo.
El escenario parece la proa de una vieja goleta. El show es bueno. Las minas, gordas y todo, se empelotan completas y después hacen unas piruetas para que uno les revise sus sapos carnosos. La mayoría tenía las tetas chicas. Da la impresión que son mamás solteras y se sacan la chucha atendiendo en el día a sus cabros chicos, y sobreviven, claro, con la plata que dejamos los gueones calientes, de todas maneras: un círculo virtuoso.
Con erotómano nos mandamos la primera puntita, en un baño que olía a pasta base.
Nos merecíamos algo mejor. Mejores minas y mejor ambiente. La carta fue el Minas Extremme, ubicado en calle Matta con Sucre, al frente del restorán peruano. Me abrazaron a la entrada, rica la sensación, cariño malo y gueaas. Era la típica gueona a la que le pareces un gueón con plata, que viene a tirar 100 lucas por una beso en la teta. No. Deje a los machos solitos, mijita. Después me contó que era de Salta.
Erotómano que maneja el lenguaje garzón, tranzó, y nos tomamos un happy hour de Pampero por 4 lucas. En total 12 lucas, por los tres. El show estuvo filete. Todas minitas que no pasan los 25 años, la mayoría colombianas, peruanas y argentinas. Ricas la tonta. Tetitas ricas, choritos planitos (nada de empanadas de marisco) y guatitas apretadas. Estaba como para otro puntita. A todo esto Erotómano se había esnifiado todo, pero bueno la gueaita era de él.
Cuando estaba bien sentado, viendo como una minita se contorsionaba en el fierro del escenario, aparece la mina que me dio la bienvenida. Se me sienta en la pierna, me pide trago y yo le trato de dar un beso en la teta. Mas ratito papá, me dice. Comprame un traguito. Mijita no venía preparado para este gueaa, es decir no traia plata ¿De dónde es usted? De Salta. Mmm la ciudad del teleférico, linda ciudad. Pero cómprame un traguito. No, para la otra.
Coipín se calentó, se paró mareado y se lo fue a poner a la vieja seguramente. Con erotómano decidimos terminar en el chifa, con las putas. Había que matar la gallina. Todo bien hasta que nos presentaron el ramillete. Estaban peores que las del Broadway. Todas peruanas. Muy malas, gordas. Pobres chicas, igual tiene que someterse al ojo de un par de gueones cagados de la cabeza. Mejor vamos el 1 de mayo a los laberintos de Tacna. Erotómano picó como cabinza.